Un árbol, una cabaña y la magia del bosque
Desde que era pequeña, siempre he sentido una profunda conexión con la naturaleza. Los bosques eran mi lugar sagrado, donde me sentía libre y en paz. Correr entre los árboles, explorar cada rincón y maravillarme con la belleza de las plantas y flores era mi forma de recargarme. No era consciente de esa conexión en ese momento, sólo sé que me sentía bien ahí. Ahora de adulta, esa conexión con la tierra se ha vuelto aún más vital. La naturaleza es mi refugio, mi escape cuando necesito desconectar, inspirarme, volver a mi centro.
Recientemente, tuve la oportunidad de sumergirme aún más en esta conexión al escaparme al Montseny y pasar una noche en una cabaña encima de un árbol. Fui allí en busca de inspiración, ya que tenía un bloqueo creativo y también a recargar pilas. La experiencia fue brutal, desde el momento en que llegué y me sumergí en la paz inmensa del bosque.
La tranquilidad del silencio, solo interrumpido por los susurros del viento entre las hojas y los cantos de los pájaros, me envolvió por completo. Me sentí en comunión con la naturaleza, como si los árboles mismos estuvieran compartiendo su sabiduría ancestral conmigo. Hice un círculo con mi oráculo y las hojas y piñas que recogí del suelo durante el camino, siempre con el permiso de la madre tierra y coloqué unas velitas LED, ya que no era posible hacer fuego, ni siquiera encender un incienso por motivos obvios de seguridad. Fue en ese momento, dentro de la cabaña, donde me sumergí por completo en la magia del momento. Conecté con los espíritus del bosque a través de mi mazo, permitiendo que su sabiduría y guía fluyeran a través de mi.
Que decir de la noche, transcurrió en un estado de absoluto silencio y oscuridad, cenando a la luz de los farolillos que había en la cabaña y encontrando belleza en lo básico de la vida. Sin agua corriente ni electricidad, me sumergí en la simplicidad y encontré en ella una sensación de plenitud que rara vez experimentamos en nuestra vida cotidiana. Parecía un sueño, me habría quedado ahí por días.
Al amanecer, desperté con el canto de los pájaros (os dejo video, ¡impagable!) y vi cómo los primeros rayos de sol pintaban el cielo de tonos cálidos y rosados. Medité, paseé por el bosque y me sentí en absoluta armonía con todo lo que me rodeaba.
Después un poco de grounding, ¡vaya momentazo de conexión! Al poner mis pies sobre el suelo húmedo, sentí cómo me enraizaba profundamente a la tierra, como si mis pies se hundieran en ella, absorbiendo toda su energía. Fue un recordatorio poderoso de que formamos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos. La naturaleza, siempre tan sabia, nos sorprende una y otra vez recordándonos nuestra verdadera esencia y de dónde venimos.
Esta experiencia me recordó la importancia de reconectar con la tierra, de volver a nuestros orígenes y encontrar en la naturaleza la paz y el equilibrio que tanto necesitamos. En un mundo cada vez más frenético y desconectado, es crucial recordar nuestras raíces y honrar la sabiduría de la madre tierra. ¡Espero que esta historia os anime a volver a conectar con Gaia! A veces, lo que necesitamos para encontrar paz y calma está justo ahí afuera, entre los árboles, en el bosque. 🌳
El entorno: ¡Os dejo link del sitio y breve explicación!
Quizás algunos de vosotros ya lo conozcáis, pero para aquellos que se pregunten dónde está este lugar, se trata de "Les Cabanes als àrbres" de Sant Hilari Sacalm, Girona. Os dejo enlace su web: https://www.cabanesalsarbres.com/es/ .
En este sitio, encontraréis varias cabañas entre las que elegir, y la diversión comienza desde el momento en que os explican como funciona todo y os entregan un cesto con el "kit de supervivencia" y tenéis que caminar hasta vuestra cabaña. Nosotros tardamos unos 15 minutos en medio del bosque, aunque algunos pueden tardar un poco más, ¡pero eso es parte de la diversión! También os proporcionan un walkie-talkie para contactar con la masía si es necesario. El precio incluye el desayuno, pero nosotros decidimos añadir la cena para no tener que bajar a oscuras a la masía, ¡y vaya experiencia! Creo que nunca antes había rescatado mi cena usando una polea colgada en un árbol y luego la disfruté con los frontales puestos en la frente, bajo la sutil luz de la "chimenea de gas" (Lo único que tenemos permiso para encender es la estufa, os darán instrucciones de su funcionamiento también) y los farolillos. Solo estás tú y tu pareja, en medio de la magia del bosque.
¡Ah, casi se me olvida! Es importante mencionar que en este lugar no hay red eléctrica, lo que significa que no encontraréis televisor ni enchufes para cargar vuestros teléfonos (os recomiendo llegar con el 100% de batería porque querréis hacer fotos), pero eso forma parte de la magia, ¿ no? Además, las cabañas no cuentan con ducha debido a la falta de agua corriente, pero sí encontraréis un lavamanos para lavaros la cara, los dientes y las manos. Si queréis ducharos, tendréis que ir a la masía. Allí podréis recargar vuestros teléfonos mientras disfrutáis de una buena ducha. Las cabañas están impolutas, ¡un 10 en limpieza! Además, tienen otros servicios que podéis contratar: podéis aprovechar para relajaros en el spa, recibir un masaje o pedir un picnic para disfrutar de una excursión al día siguiente. ¡Una experiencia inolvidable! Repetiré.
Awen
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