Explorando las emociones

                                  




Introducción y un pedacito de mi:


Durante mi proceso, hubo momentos en que me sentí algo confundida y tuve que aprender a autorregularme sola, recurriendo a herramientas para autoconocerme mejor. Además, opté por la terapia psicológica y el coaching transpersonal, ya que tenía otras inquietudes que quería explorar y comprender más profundamente. 


En fin, compartir mi trayectoria durante mi viaje de despertar espiritual, mis crisis y evoluciones personales, podrían dar pie a varios post, pero hoy me centraré en explorar un tema que considero fundamental y que he trabajado muchísimo durante mi evolución personal: las emociones y la autorregulación. Nos ayuda a comprender mejor nuestras emociones, así como descubrir estrategias para cultivar nuestra salud mental. Así que sin más preámbulos, ¡vamos allá!


Hoy en día, tenemos la suerte de ver cómo las emociones se están abriendo camino en las aulas a través de actividades tan enriquecedoras como el "Monstruo de Colores". Sin embargo, cuando echamos la vista atrás a nuestra época, recordamos un panorama muy diferente. Había una especie de represión y desconocimiento en torno a las emociones, y un tabú social rodeaba el simple acto de expresar lo que sentíamos. Mostrar nuestras emociones era visto con recelo, como si fuera una señal de debilidad o vergüenza.


En aquel entonces, no existían muchas oportunidades para explorar nuestras emociones de manera abierta y saludable. El diálogo sobre el tema era limitado y, en ocasiones, inexistente dentro del ámbito familiar. La idea de hablar abiertamente sobre nuestras emociones era considerada algo poco convencional, e incluso se asociaba con estigmas sociales. En muchos casos, se nos enseñaba a reprimir nuestras emociones y a ocultarlas bajo una fachada de aparente fortaleza.


Pero a medida que el tiempo ha pasado, hemos comenzado a comprender la importancia de reconocer y aceptar nuestras emociones como parte integral de nuestra humanidad. Nos hemos dado cuenta de que no hay vergüenza ni debilidad en sentir, sino una valentía increíble en permitirnos experimentar todas las facetas de nuestra experiencia emocional.


Hoy, estamos en un momento de cambio y crecimiento. Estamos derribando los tabúes y rompiendo las barreras que antes nos impedían conectarnos plenamente con nosotros mismos y con los demás. Y nos comprometemos a seguir adelante, construyendo un mundo donde todas las emociones sean bienvenidas y valoradas como parte de nuestra experiencia humana.



Las emociones y cómo reconocerlas:


Para entenderlas mejor, os dejo con un modelo súper útil: el modelo bidimensional de Plutchik. Imagina nuestras emociones como un paisaje lleno de colores y matices. Nos ayuda a explorar este paisaje, mostrándonos cómo se relacionan nuestras emociones entre sí.


En este modelo, Plutchik nos presenta ocho emociones primarias, como piezas de un rompecabezas: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa, disgusto, confianza y anticipación. ¡Estas son las bases de nuestra montaña rusa emocional!


Pero lo interesante viene cuando estas emociones se combinan. Plutchik nos muestra cómo se mezclan para formar emociones secundarias y, ¡boom!, ¡un nuevo color emocional aparece!


Entonces, ¿para qué sirve este modelo?  Nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás, a navegar por nuestras emociones y a encontrar formas de expresarlas de manera saludable. Además, nos recuerda que todas nuestras emociones, incluso las "negativas", son parte de nuestra experiencia humana y nos enseñan lecciones valiosas.






¿Cuál es su función?


Es crucial comprender las funciones que desempeñan las emociones en nuestras vidas. Estas funciones son como los engranajes que mantienen en movimiento nuestra experiencia emocional y social. Cada emoción que experimentamos tiene un propósito, como si fuera un personaje en nuestra propia aventura.


Imagina que estás caminando por un sendero en medio de un bosque frondoso. De repente, escuchas un crujido detrás de ti y tu corazón comienza a palpitar con fuerza. Esa sensación de miedo que surge es como una señal de alerta, un instinto primitivo que te advierte de un posible peligro. Es como si tu cuerpo te estuviera diciendo: "¡Atención, algo no está bien!"


Pero las emociones no solo nos alertan, también nos guían en nuestro camino. Como una luz en la oscuridad, la alegría ilumina nuestro camino, indicándonos los momentos de placer y satisfacción. Cuando nos sumergimos en esa emoción, estamos siguiendo el llamado de nuestra propia felicidad.


Las emociones también nos permiten comunicarnos efectivamente con los demás, transmitiendo información sobre nuestro estado emocional y nuestras necesidades. La expresión emocional nos ayuda a establecer conexiones emocionales y mantener relaciones saludables. Pero las emociones no solo nos afectan a nosotros mismos, también influyen en nuestras acciones y relaciones. Cuando experimentamos emociones como la vergüenza o el arrepentimiento, nos sentimos motivados a rectificar nuestros errores y reparar los lazos que hemos dañado. Es como si nuestras emociones nos guiaran hacia una mayor comprensión y empatía hacia los demás.


Las emociones tienen una función adaptativa, como si fueran las herramientas que nos ayudan a sobrevivir y prosperar en este mundo cambiante. Nos permiten adaptarnos a nuevas situaciones, aprender de nuestras experiencias y encontrar un equilibrio emocional en medio del caos.


Así que cada emoción que experimentamos es como un capítulo en nuestra historia personal, una pieza vital en el rompecabezas de nuestra vida. Al comprender estas funciones, podemos leer entre líneas y descubrir el significado más profundo de nuestras emociones, llevándonos un paso más cerca hacia una comprensión más plena de nosotros mismos y de los demás.


Te lo dejo resumido y más visual en esta imagen de @Yourselfcare.first, para que interiorices aún mejor.





La autorregulación emocional:


¿Qué es la autorregulación emocional? Pues es una habilidad que nos permite manejar nuestras emociones de manera consciente y efectiva, incluso en momentos de adversidad. Es el proceso de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones para mantener la calma y el equilibrio mental.


Para llevar a cabo la autorregulación emocional, es importante comenzar por reconocer nuestras emociones y aceptarlas sin juicio. Esto implica estar atentos a nuestras reacciones emocionales y entender qué las desencadena. A través de la práctica del mindfulness y la autoobservación, podemos aprender a identificar nuestros patrones emocionales y cómo nos afectan.


Una vez que somos conscientes de nuestras emociones, podemos utilizar diferentes técnicas para regularlas. Estas pueden incluir la respiración consciente, la visualización, el canto, cocinar, la meditación y el ejercicio físico. Cada persona puede encontrar las estrategias que mejor funcionen para ellos, y es importante experimentar y encontrar lo que se adapte mejor a nuestras necesidades individuales.


Te dejo algunos ejercicios prácticos que a mi me han ayudado a autorregularme:


1. Respiración consciente: Cuando te sientas abrumado por una emoción intensa, toma un momento para respirar profundamente. Inhala durante 4 segundos, mantén la respiración durante 4 segundos y luego exhala durante 4 segundos. Repite este proceso varias veces hasta que te sientas más calmado y centrado.


2. Mindfulness: Dedica tiempo cada día a practicar la atención plena. Puedes hacerlo a través de la meditación, el yoga, o simplemente prestando atención plena a tus actividades diarias. La atención plena te ayuda a mantener la calma y la claridad mental incluso en medio del caos emocional.


3. Diario de emociones: Lleva un diario donde puedas registrar tus emociones diarias. Anota cómo te sientes, qué desencadenó esa emoción y cómo respondiste a ella. Esto te ayudará a identificar patrones emocionales y a desarrollar estrategias para gestionarlas de manera más efectiva.


4. Visualización creativa: Cierra los ojos e imagina un lugar seguro y tranquilo donde puedas refugiarte cuando te sientas abrumado por las emociones. Puede ser una playa, un bosque o cualquier otro lugar que te traiga paz y tranquilidad. Tómate unos minutos cada día para visualizar este lugar y recargar tus energías. ¡La de veces que me he escapado por ahí mentalmente!


5. Dibujo terapéutico: Es una de las que más me gusta, sobre todo en momentos de tremenda confusión porque ayuda a canalizar esas emociones. Puedes dibujar una representación de tus emociones utilizando colores y formas. No te preocupes por ser experto en dibujo ni por el resultado, lo importante es expresar tus sentimientos de manera creativa. Observa tu dibujo y reflexiona sobre lo que revela sobre tus emociones y tu estado emocional. ¡Pintar mandalas o fractales es otra opción genial!


6. Ejercicio físico: Elige la actividad que más te guste y ajusta la intensidad según tus preferencias. El ejercicio no solo te ayudará a liberar adrenalina, sino que también contribuirá a relajarte y a mantener un equilibrio emocional.


Reconozco que puede resultar difícil practicar la autorregulación emocional en momentos de alta intensidad emocional o cuando enfrentamos desafíos significativos. En esos momentos, es fundamental recordar que está bien pedir ayuda. Buscar el apoyo de un profesional de la salud mental o de un coach emocional puede proporcionar herramientas adicionales y orientación para manejar las emociones de manera efectiva.


Recuerda que la autorregulación emocional es un proceso que requiere paciencia y dedicación. No podemos adquirir esta habilidad de la noche a la mañana, así que tómate tu tiempo y avanza poco a poco, con el acompañamiento de un profesional. Con práctica y perseverancia, verás cómo te vuelves más hábil en el arte de navegar por tus emociones.


Espero que este post te ayude.

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